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Mi reto: Aprender Chino

¡¡¡Felices Navidades laicas!!!

(publicado en www.lavozdesalamanca.com el 24 de Diciembre) 

 

En estas entrañables fechas siempre salta el mismo debate acerca de las Navidades. Curiosamente los sectores conservadores cercanos a la iglesia coinciden con la izquierda panderetil tanto en el diagnóstico: "La Navidad se ha convertido en una fiesta consumista"... (tate, cuán perspicaces) como en la condena: "Esto es un síntoma de la decadencia moral".

Y miren por donde, que a mi esto me parece bien. Que la gente dedique más tiempo al jolgorrio, a comerse el jamón en nochevieja y a no dejar cochinillo con cabeza en Navidad, que a la parte "espiritual" de la misa del gallo y las salves a los santos. Incluso en el terreno sacro de los Villancicos los asistentes a las fiestas ya no distinguen el "himno" del turrón Andrei Xixona de los clásicos como "Dulce Navidad".

Sí, definitivamente hemos ganado. Para horror de los puristas, la Navidad se ha convertido en una fiesta laica, de consumo, disfrute y despiporre. Y si alguien tiene alguna duda que pregunte por la calle al populacho si prefieren eliminar la misa del gallo o los cotillones.

Siempre me ha hecho mucha gracia cuando los curas comentaban aquello de que las fiestas hay que hacerlas sobrias, en familia, todo muy recogidito, muy casto y sin excesos. Ya saben, centrarse en el hecho religioso, el bautizo del chiquillo, la comunión de la niña o la union en santo matrimonio. Y miren por donde...que yo voy por el otro lado. Creo que lo importante es el disfrute en sí. Esas comilonas en las que te pones ciego de embutido y carnes suculentas, que te paguen parte de la hipoteca con la boda, y que el niño tenga de una vez por todas la bicicleta.

Y es que tenemos que proceder a laicificar (sic) las fiestas. Yo haría bautizos civiles, osea traducido a términos de la calle, montaría un buen fiestón para celebrar que he tenido un hijo. En el fondo el sentimiento de felicidad por el hijo nacido es anterior al hecho religioso, y lo que la religión ha hecho es apropiarse de ese sentimiento en nombre de su rito iniciático. Ya es hora de que la sociedad civil recupere lo que es suyo. Y por los intereses acumulados, nos vamos a quedar con el nombre: Bautizo civil, sí, ¿qué pasa?.

Con respecto a las comuniones, pasa algo parecido a lo de los bautizos. Los rituales de paso de la niñez a la adultez han existido desde tiempos inmemoriables, y ciertamente desde antes del traje de marinerito y el de princesita. El debate estaría en cuál sería el momento para celebrar la "comunión civil". Lo de comerse la primera ostia (con perdón) parece claro que no es un indicador de madurez, asi que yo propongo que se celebre cuando uno se vaya de casa. Cuando después de muchas vueltas y mucho buscar curro, y mucho cagarse en tó lo que se menea, uno consigue hacerse con un pedazo de suelo propio para irse a vivir por su cuenta, entonces podría hacer la comunión civil.

Asi que ya saben, cuando les hablen de la frivolidad de celebrar bodas civiles con trajes blancos de novia, de montar jolgorrios para celebrar la llegada de un hijo, o les digan que la Navidad se ha vuelto consumista y la gente ha perdido la "esencia", extiendan amigablemente su dedo corazón...

...y sobre todo, que corra el vino.

2 comentarios

Clara -

Sí claro, y las tías entonces cuando pasan a la madurez?

Babeuf -

Ya era hora de leer esto. No estoy de acuerdo en la fecha de la celebración del paso a la madurez. Debe ser cuando te hagas la primera paja, que así sustituye a la primera comunión. Salud.