VAYA COSAS
ESCRITO POR ALTEA:
Sábado, septiembre 03 2005 @ 06:56 CEST
Observando lo que ha ocurrido en Nueva Orléans, no puedo sino admirarme de que en Cuba pudieran evacuar a 2 millones de personas cuando llegó el huracán Iván. Estos días me preguntaba cómo lo harían y, por lo que he estado leyendo, es que el sistema de defensa civil está muy desarrollado, podéis leerlo en:
http://hem.bolina.hsb.se/o-diessler/enelcamino/050215planeacion.htm ,
de donde me he permitido copiar unos párrafos: «Un análisis del método cubano, hecho por Oxfam una prestigiosa organización humanitaria británica que trabaja en distintas áreas derivó en la publicación de un estudio de 68 páginas en 2004, titulado Lidiando con la tormenta: las lecciones de Cuba en la reducción de riesgos (www.oxfamamerica.org). Este estudio elogió la efectividad del sistema cubano de organización planificada centralizada, basado en la participación de las masas, que ha salvado muchas vidas durante las catástrofes naturales [...] Con independencia de su papel, todo el mundo era claramente consciente de qué medidas y qué procedimientos tenían que seguir en caso de un huracán. Conocían las etapas de alerta de emergencia, dónde conseguir la información, cómo asegurar su casa y dónde tendrían que ir para refugiarse si fuera necesaria la evacuación. Prevalecía la creencia de que el gobierno daría prioridad a la seguridad de las personas. La población cubana claramente ha desarrollado una cultura de la seguridad.»
José Castro, secretario de la Comisión de Evacuación de Estudiantes de la Defensa Civil de Cienfuegos, le dijo a Oxfam que «cualquier niño en la escuela puede explicar: cómo se tiene que preparar; qué debe hacer. Los estudiantes saben perfectamente qué hacer, cómo recoger las cosas en la casa y ponerlas en su lugar, cómo desconectar el agua y la electricidad. Todos los estudiantes, obreros, campesinos reciben esta capacitación.»
Algo básico para la prevención se conoce como «identificación de riesgos comunitarios». De hecho, según Oxfam, «es esta identificación de riesgos continua y meticulosa a nivel comunitario, por los mismos miembros de la comunidad, lo que funciona como la argamasa en la muralla de contención de la reducción de riesgos en Cuba».
Una plática con una representante de la Federación de Mujeres Cubanas en el distrito de La Habana ilustró este punto. «Yo soy responsable para esta parte del barrio. Si un huracán llega, yo sé que dentro de un edificio multifamiliar hay una anciana en silla de ruedas, quién va a necesitar ayuda para salir. Tengo 11 madres solteras que viven en el segundo y tercer piso de edificios de departamentos con niños menores de dos años de edad, quiénes necesitarán más apoyo para evacuarse y quiénes tendrán necesidades especiales en los albergues. Tengo dos mujeres embarazadas, una en ese bloque y otra en aquél, quiénes requerirán de una atención especial.»
Cada año, el Plan se actualiza para incluir la nueva información y una evaluación de las experiencias del pasado. «Empezando a nivel de los CDR», dijo José Castro, «las autoridades actualizan el plan en su barrio. Los integrantes del CDR anotan las casas que pueden ser vulnerables en su censo, incluyendo el nombre de la familia y el número de niños. Anotan a dónde va cada quien durante una evacuación, quiénes requieren de una ayuda extra, etc. El plan del barrio se pasa luego a nivel municipal y de ahí a nivel provincial para finalmente integrar el Plan Nacional. Todos los funcionarios del sector público son responsables de la seguridad...»
Y ante esta situación, quiero dejar unas preguntas en el aire (recordando antes que soy profesora y, por tanto, parte implicada): ¿Qué estamos enseñando a nuestr@s niñ@s/jóvenes en las escuelas? ¿Cómo podríamos hacerlo? El reto lo tenemos tod@s delante, no sólo con las catástrofes, sino con la crisis energética. Tal como demostraron l@s cuban@s, una buena preparación puede ayudarnos a enfrentar situaciones difíciles. En fin, para resumir, ¡que nos queda mucho por hacer!
Sábado, septiembre 03 2005 @ 06:56 CEST
Observando lo que ha ocurrido en Nueva Orléans, no puedo sino admirarme de que en Cuba pudieran evacuar a 2 millones de personas cuando llegó el huracán Iván. Estos días me preguntaba cómo lo harían y, por lo que he estado leyendo, es que el sistema de defensa civil está muy desarrollado, podéis leerlo en:
http://hem.bolina.hsb.se/o-diessler/enelcamino/050215planeacion.htm ,
de donde me he permitido copiar unos párrafos: «Un análisis del método cubano, hecho por Oxfam una prestigiosa organización humanitaria británica que trabaja en distintas áreas derivó en la publicación de un estudio de 68 páginas en 2004, titulado Lidiando con la tormenta: las lecciones de Cuba en la reducción de riesgos (www.oxfamamerica.org). Este estudio elogió la efectividad del sistema cubano de organización planificada centralizada, basado en la participación de las masas, que ha salvado muchas vidas durante las catástrofes naturales [...] Con independencia de su papel, todo el mundo era claramente consciente de qué medidas y qué procedimientos tenían que seguir en caso de un huracán. Conocían las etapas de alerta de emergencia, dónde conseguir la información, cómo asegurar su casa y dónde tendrían que ir para refugiarse si fuera necesaria la evacuación. Prevalecía la creencia de que el gobierno daría prioridad a la seguridad de las personas. La población cubana claramente ha desarrollado una cultura de la seguridad.»
José Castro, secretario de la Comisión de Evacuación de Estudiantes de la Defensa Civil de Cienfuegos, le dijo a Oxfam que «cualquier niño en la escuela puede explicar: cómo se tiene que preparar; qué debe hacer. Los estudiantes saben perfectamente qué hacer, cómo recoger las cosas en la casa y ponerlas en su lugar, cómo desconectar el agua y la electricidad. Todos los estudiantes, obreros, campesinos reciben esta capacitación.»
Algo básico para la prevención se conoce como «identificación de riesgos comunitarios». De hecho, según Oxfam, «es esta identificación de riesgos continua y meticulosa a nivel comunitario, por los mismos miembros de la comunidad, lo que funciona como la argamasa en la muralla de contención de la reducción de riesgos en Cuba».
Una plática con una representante de la Federación de Mujeres Cubanas en el distrito de La Habana ilustró este punto. «Yo soy responsable para esta parte del barrio. Si un huracán llega, yo sé que dentro de un edificio multifamiliar hay una anciana en silla de ruedas, quién va a necesitar ayuda para salir. Tengo 11 madres solteras que viven en el segundo y tercer piso de edificios de departamentos con niños menores de dos años de edad, quiénes necesitarán más apoyo para evacuarse y quiénes tendrán necesidades especiales en los albergues. Tengo dos mujeres embarazadas, una en ese bloque y otra en aquél, quiénes requerirán de una atención especial.»
Cada año, el Plan se actualiza para incluir la nueva información y una evaluación de las experiencias del pasado. «Empezando a nivel de los CDR», dijo José Castro, «las autoridades actualizan el plan en su barrio. Los integrantes del CDR anotan las casas que pueden ser vulnerables en su censo, incluyendo el nombre de la familia y el número de niños. Anotan a dónde va cada quien durante una evacuación, quiénes requieren de una ayuda extra, etc. El plan del barrio se pasa luego a nivel municipal y de ahí a nivel provincial para finalmente integrar el Plan Nacional. Todos los funcionarios del sector público son responsables de la seguridad...»
Y ante esta situación, quiero dejar unas preguntas en el aire (recordando antes que soy profesora y, por tanto, parte implicada): ¿Qué estamos enseñando a nuestr@s niñ@s/jóvenes en las escuelas? ¿Cómo podríamos hacerlo? El reto lo tenemos tod@s delante, no sólo con las catástrofes, sino con la crisis energética. Tal como demostraron l@s cuban@s, una buena preparación puede ayudarnos a enfrentar situaciones difíciles. En fin, para resumir, ¡que nos queda mucho por hacer!
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