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Mi reto: Aprender Chino

Viaje por África I

 

 Después de mucho pulular, he encontrado una web que llevaba varios meses desaparecida. Es la de un chico que etuvo dandose una vuelta al mundo hace ya bastantes años. En este post y el siguiente, os pongo dos extractos de su diario.....Digo, merece la pena que os los leais. Este es una parte sobre su viaje a Mongolia, y el siguiente es sobre su viaje por Africa Oriental.

 

 

(...) "Le pregunte a Bajtoir donde vivía su familia. Me contesto que estaba distribuida en varios gers en la parte Norte del lago, a un día a caballo de Hatgal. A pesar de su sorpresa ante mi petición, consintió en llevarme hasta ellos. Alquile dos caballos por 5000 tugriks diarios (menos de mil pesetas), uno para Bajtoir y otro para mi, y acompañados por su tío Batilgir (dueño de 40 caballos y potentado de la familia) partimos al amanecer, dejando atrás a la "civilización sedentaria". Los tres jinetes bordeamos el lago durante todo el día bajo un cielo azul limpio y un sol delicioso. No recuerdo haber visto en mucho tiempo una naturaleza tan sensual y pura. El aire que respiraba era tan limpio que me sentir cabalgar flotando en una nube, repleto de euforia y agradecimiento. Son estos momentos de la vida en los que uno da las gracias por existir...

Con el trasero dolorido y la piel quemada, llegamos al atardecer a una explanada en la orilla del lago. Allí se levantaban cuatro gers aislados, de tela blanca teñida por la suciedad y el moho. Cerca jugaban entre excrementos de yak algunos niños desnudos con enormes mofletes encarnados. Dos mujeres ancianas, sentadas en banquetas de madera, ordeñaban las cabras dentro de un corralito. Algunos jóvenes practicaban la lucha libre mientras una niña vestida con harapos jugaba con una muñeca desnuda y desmembrada. Bajtoir me pidió que esperase fuera del ger mientras el gestionaba mi presentación ante el cabecilla del clan familiar. Los mas pequeños se acercaban para observarme con una cara mitad de sorpresa y mitad de espanto. Me pellizcaban la piel y se reían al observar el vello de mis brazos y piernas. Después de algunos segundos, salió agachando a través de la diminuta puerta de madera del ger (siempre orientadas al Sur) un hombre delgado de edad mediana, con la piel surcada por profundas arrugas provocadas por el viento, el frío y el sol. Vestía un jersey y azul raído, un viejo pantalón azul y botas de cuero. Llevaba en la boca una extraña pipa. Se acerco a mi con una sonrisa y me estrecho su mano grande y callosa mientras esbozaba una sonrisa y me daba la bienvenida en algún dialecto mongol. Dio varias ordenes a algunos de los niños que se arremolinaban alrededor y estos se introdujeron en el ger central. Mientras yo intentaba mantener una conversación a través de señas -el ingles de mi guía Bajtoir era muy precario- los niños regresaron del ger. Fui invitado a entrar. Tras pasar por la enana portezuela de madera (pisar el marco o mantenerla abierta trae mala suerte), entre en la penumbra de un espacio de 3 metros y medio de diámetro y dos metros de alto. El suelo estaba desnudo, las paredes de un metro y medio de altura eran rejillas colapsables de listones de madera, estaban recubiertas de un grueso paño de piel de oveja, cabra y vaca. De la rejilla hacia arriba se levantaba un techo de forma cónica con una apertura en el vértice superior para permitir la entrada del luz, ventilación. y conectar con el exterior la estrafalaria estufa en el centro. Esta estufa usa excrementos de yak como combustible y sirve como cocina y calefactor. El mobiliario es muy modesto: un par de banquetas y una mesita de madera, una pequeña cama metálica desvencijada, algunos cacharros de cocina, un baúl, varias estanterías de madera y al fondo, un "mueble-altar", donde se exhiben una imagen de Buda, varias fotos de la familia y un espejo. La mitad izquierda del ger esta reservada para el cabeza de familia y visitantes ilustres. En la mitad derecha de desarrollan las actividades rutinarias. Al igual que la sociedad en países asiáticos y africanos, los hombres gozan de un estatuto de preeminencia jerárquica en los clanes familiares. Mientras la mujeres y niñas cargan con la mayor parte del trabajo domestico, cuidan de los animales y educan a los hijos mas pequeños, los hombres pasan la mayor parte de la jornada discutiendo, fumando o durmiendo 

Pase el resto de la tarde sentado dentro del ger y comunicándome por gestos con los entraban a saludarme. Esta primera noche, Bachlon, la madre de Bajtoir, preparo una frugal cena a base de panecillos fritos, queso y yogur. Cuando el sol se puso, la temperatura dentro del ger descendió por lo menos, 15 grados. Se hizo la rápidamente oscuridad y era hora de ir a dormir. Todos los miembros de la familia habían entrado en el ger y me prepare para tirarme a dormir en el suelo. Pero Bachlon me tomo del brazo y me señalo la cama. "Aquí debes dormir". Tras una débil resistencia, me acosté en un decrépito catre de un metro y medio de largo con muelles vencidos y chirriantes. Me puso encima varias pieles para abrigarme. El resto de la familia se tiro a dormir en el frío suelo. Pensaba "¿por qué los que menos tienen son los que mas dan?. Pase la noche en vela temblando de frío.

Cuando entraron los primeros rayos de sol por las rendijas abiertas, toda la familia se puso en pie como un resorte. Solo me espabile cuando me metí a nadar en el lago. Dentro del agua caso congelada me dolía hasta el alma. Comprendí entonces el porque de los laxos principios higiénicos de los nómadas mongoles. Era un día espléndido. Después de un desayuno a base de yogur de leche de cabra, Tsa (te) y Shult (fideos con carne) Bajtoir y su tío Batilgir prepararon los caballos. Salimos a galopar. Es difícil expresar con palabras lo que se siente cabalgando en los bosques y estepas de Mongolia, en medio de una naturaleza indómita, acompañado por dos excelentes guías. La fiesta se estropeo cuando, intentando imitar las habilidades de los jinetes mongoles, mi caballo tropezó. Salí disparado hacia delante, y el caballo paso rodando muy cerca.

Tras el susto volvimos a casa para almorzar. Iba a ser un almuerzo muy especial. Acomodado en el suelo dentro del ger y rodeado por la familia, apareció Mendoir -hermano de Bajtoir- con una cabra viva pataleando entre sus brazos. Ante mis estupefactos ojos, le dio la vuelta a la cabra, le hizo un largo tajo a lo largo del estomago y pecho e introdujo el brazo hasta el codo. Tras hurgar en las entrañas del animal que gemía y se convulsionaba, Mendoir exclamo "¡aja!" y, con la mano y el antebrazo ensangrentados, extrajo un trozo de carne color rojo tinto. Era el corazón que aun palpitaba. La cabra dejo de moverse. No sin alguna repulsión por mi parte, nos zampamos la carne del animal después de asarla. Desde entonces como menos carne. Tras el almuerzo y algunas partidas de póker (les enseñe a jugar y nunca me devolvieron la baraja) fuimos a otra vez a pasear a caballo. Permanecí en la morada de la familia de Bajtoir durante varios días mas. Tras la entrega de algunos regalos y chucherías a todos los miembros de la familia, y tras una triste despedida, cabalgue de vuelta a Hatgal con mi guía y su tío.

Volví de Hatgal a Morón en un Jeep-chatarra de la segunda guerra mundial por 15,000 Tugriks. El recorrido de 150 km. duro mas de 7 horas, ya que además de los pinchazos y las averías de rigor, los senderos de tierra teóricamente transitables estaban cortados por la acción de las lluvias. Bajtoir me acompaño hasta el momento de la despedida. Esa noche nos quedamos en un "lujoso" apartamento de sus amigos, sin luz ni agua. Al día siguiente, después de muchas peripecias con los empleados del aeródromo me subí a un pequeño bimotor de la MIAT, cuyo rumbo era desconocido hasta para la torre de control. El piloto me aseguro que eventualmente llegaríamos Ulan Bataar, destino final. Despegamos y aterrizamos varias veces en diferentes localidades a lo largo y ancho del Norte e Mongolia. Algún pasajero me contó que una semana antes, un avión de la MIAT se estrello con todos sus pasajeros porque el piloto decidió que su hijo de 5 años debía aprender a volar. Nuestro piloto aprovechaba cada aterrizaje para extender algunas piezas de carne y pescado sobre la pista y subastarlos entre los empleados de los aeródromos." (...)

1 comentario

kjbvdv -

aulñernca cegawciu xbhastbrcx wbhj xrwyer ugyxg yg xhwgyux twygcyu...k ihpor yorh hc!!!!