Cordura
Observe.
En la carretera en fin de semana verá hombres y mujeres, todos bien acomodados y algunos muy ricos, dedicados a la búsqueda de placer.
Esta busqueda la efectuan todos a velocidad uniforme, la del coche más lento de la procesión; los coches no dejan ver la carretera, y tampoco el paisaje, ya que mirar a los lados podría provocar un accidente; todos los ocupantes de todos los coches estan absortos en el deseo de adelantar a otros coches, pero no pueden hacerlo debido a la aglomeración. Si sus mentes se desvían de esta preocupación, como les sucede de vez en cuando a los que no van conduciendo, un indescriptible aburrimiento se apodera de ellos e imprime en sus rostros una marca de trivial descontento. De tarde en tarde, pasa un coche cargado de personas de color cuyos ocupantes dan auténticas muestras de estar pasandoselo bien, pero provocan indignación por su comportamiento excentrico, y acaban cayendo en manos de la policía debido a un accidente: pasárselo bien es ilegal.
O por ejemplo, observe a las personas que asisten a una fiesta. Todos llegan decididos a alegrarse, con el MISMO tipo de ferrea resolución con el que uno decide no montar jaleo en el dentista. Se supone que la bebida y el besuqueo para con el sexo opuesto, son las puertas de entrada a la alegria, asi que todos se emborrachan a toda prisa, y procuran no darse cuenta de lo mucho que les disgustan sus acompañantes. Tras haber bebido lo suficiente, los asistentes empiezan a llorar, y a lamentarse de lo indignos que son, en el sentido moral, de la devoción de sus amigos. Lo único que el alcohol hace por ellos es liberar el sentimiento de culpa, que la razón mantiene reprimido en momentos de más cordura.
¿Cordura?....Observe.
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