Postal de Nieve
El vagabundo, aterido, permaneció de pie junto a la pared mientras la nieve minaba el suelo de humedades. La muerte le alcanzó sin esforzarse cerca de la medianoche. Para cuando hubo llegado la mañana, los copos que caían le habían convertido, rígido, en un muñeco perfecto. Entonces los niños del barrio le dieron una bufanda que ya no se pondría, una zanahoria que ya no se comería e incluso cartones de sobra para hacerse una cama decente...
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